martes, 19 de marzo de 2013

MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ GIGANTE (entrevista)


Miguel Ángel Rodríguez en la clínica que regenta


Miguel Ángel Rodríguez Gigante      Veterinario y fotógrafo 

 "El mejor equipo fotográfico que existe es una mente despierta y un corazón abierto"
El veterinario muestra a través del libro Momo-Yamo cómo es el día a día en un poblado de Costa de Marfil

Guele Rodríguez adquirió su primera cámara de fotos con una beca de la carrera de Veterinaria.  Este ilicitano de 44 años, que ha colaborado con la ong SED (Solidaridad, Educación y Desarrollo), acaba de publicar el libro Momo-Yamo (bienvenidos en el idioma autóctono de Kongó) en donde plasma su experiencia en África. 
PREGUNTA. ¿Fotógrafo o veterinario?
RESPUESTA. Yo diría que soy al cincuenta por ciento. Disfruto igual con las dos. Elegí ser veterinario porque me gusta trabajar con los animales y curar, pero también elegí la fotografía porque me gusta esa forma de expresar. La veterinaria es mi medio de vida, mi profesión, la que me mantiene económicamente.
P. Entonces, la fotografía ¿qué lugar ocupa en su vida?
R. En este momento sólo hago fotografía como afición, aunque gane algo, pero puedo descartar trabajos si no me interesan porque no vivo de ello, por tanto me resulta más fácil decir que me gusta más la fotografía porque a ésta la tengo como afición y la veterinaria como trabajo.
P. Y el viaje que realizó a Kongó ¿fue como fotógrafo o como veterinario?
R. Nosotros hacíamos un poquito de todo. Lo que intentábamos era colaborar o intentar estimular a la gente de allí para darle un empujón a los proyectos que ya se realizaban. Pero como yo era el que entendía de fotografía, entre otras cosas, tenía encomendado esa labor, la de fotografiar todo lo que se hacía.
P. ¿Eligió colaborar en Kongó por alguna razón especial?
R. Simplemente fue una oportunidad que surgió. Lo de Kongó fue encontrado; nosotros contactamos con SED para irnos con ellos porque sabíamos que tenían varios campos de trabajo en diferentes países, tanto en África, Sudamérica y la India; pero a mi esposa y a mí nos gustaba más la idea de ir África. También es cierto que el coordinador que iba a Kongó, en Costa de Marfil, lo conocíamos más que a los otros.
P. Una vez que llegan a Costa de Marfil, ¿qué le despierta más su interés?
R. Lo que más me gustó fue, como casi siempre, conocer el lugar, conocer a la gente; me entusiasmó y me encantó el contacto con los críos, la alegría que tenían, y lo que me maravilló fue la naturalidad con que la gente vivía en los poblados, la confianza entre vecinos, todo el poblado era como una familia, todo estaba abierto a todos.
P. Y ¿lo que menos le gustó?
R. La restricción, porque no podía hacer todo lo que yo quería, por el tema de cómo estaba el país. Los conflictos que existieron no nos permitían movernos con total libertad, y entonces, teníamos que llevar, sobre todo en las grandes ciudades, mucho cuidado, el por dónde nos metíamos, el qué y cómo hacíamos las cosas para evitar problemas.

P. Sí, pero sin embargo en su libro Momo-Yamo no se reflejan rostros con signos de tristeza o preocupación ¿es porque, a pesar de esos conflictos la gente es feliz o simplemente eran posados?
R. No hay ningún posado, ni una sola foto está preparada. Todas las fotos están hechas en cuestión de segundos. En este libro he reflejado y explicado, precisamente, lo que viví allí, no noté rechazo de nadie, ni noté que la gente se sintiera incómoda por nuestra presencia.

P. Este libro no deja indiferente al lector ¿se necesita una capacidad innanata para conseguir ese efecto?
R. No. Yo no creo que se necesite una capacidad innata para saber transmitir con las fotografías. Creo más en cómo las personas sienten y qué vía utilizan para expresarse, la fotografía es una forma de manifestarme que he ido cultivando.

P. Bueno, también se necesita un buen equipo y un buen material para poder expresar a través de las imágenes.
R. El mejor equipo fotográfico que existe es una mente despierta y un corazón abierto, eso te va a permitir que se capte todo, luego, la cámara lo registrará para mostrarlo a los demás, pero si tú no has visto, no has sentido o no has apreciado algo no lo vas a reflejar con la cámara, siempre hay que buscar esa combinación de intentar captar a la gente, de involucrarse en sus vidas.



Momo-Yamo  se encuentra a la venta en:
- Centro veterinario FELICAN
- Librería Alli Truc (Elche)
- Librería Moliner (Elche)
- Librería Séneca (Elche)
- Librería Mikado (Elche)
- Librería Román (Elche)
- FNAC
- El Corte Inglés


María José Delgado Hdez.
Marzo-2013





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