sábado, 25 de agosto de 2012

AMANECE EN CARABASSÍ (colección "Relatos cortos")

De izda. a dcha., Manuel Carballo, María José Delgado, Joaquín Culiáñez y Sergio Valero/ Fotografía de  Gonzalo Paras.


Es viernes, cinco de la madrugada, espero quince minutos más para levantarme. Mientras llega la hora,  repaso mentalmente lo que tengo que llevarme: linterna, plano del punto de encuentro, chaqueta, termo con té recién hecho, bizcocho de chocolate, trípode, cámara de fotos. 
Ya son las cinco y cuarto, me levanto.
Había quedado con un grupo de fotógrafos en la playa de Carabassí para captar el amanecer. Gonzalo Paras era el organizador de esta salida.
- Una segunda oportunidad para aquellos que no pudieron participar en la quedada del pasado 18 de agosto. El próximo viernes 24, de nuevo, en la playa del Carabassí. Os envío un plano del lugar. Nos vemos a las seis de la mañana- publicaba Gonzalo en Facebook. Chary Lucas, Sergio Valero, Joaquín Culiáñez y Manuel Carballo, fotógrafos experimentados, participaban en el evento;  yo, como principiante, también me unía.
A las seis menos cuarto dejaba mi casa, destino Carabassí; era de noche, las calles estaban solitarias; nada más salir, me crucé con una furgoneta de reparto; Horno Panaderos Artesanos, aparecía serigrafiado en el lateral. Qué diferente me recibe la carretera a esta hora de la mañana; el trayecto Elche-Arenales del Sol lo había realizado en  multitud de ocasiones, pero hoy lo encontraba diferente. A las seis de la mañana es diferente, los sonidos en la carretera los escucho diferentes; los olores los percibo diferentes; todo se ve, se escucha, se huele, se siente diferente en la madrugada. De repente, cuidado: un erizo en mitad de la calzada, lo esquivo. Esta vez el pobre animal ha tenido suerte ¿conseguirá llegar a su destino? Continúo. Entro en un tramo de la carretera muy iluminado; es el resplandor del aeropuerto. Continúo. Me cruzo con dos vehículos, tres más, cinco; proceden de El Altet, de Arenales del Sol; sus ocupantes no están de vacaciones, se dirigen hacia Elche, a cumplir con su horario laboral, de seis de la mañana hasta las dos de la tarde, o quizá, hasta las tres o las cuatro.
Paso de largo El Altet, entro en Arenales del Sol, ya no me cruzo con vehículos; tomo la avenida de San Bartolomé de Tirajana. La extensa avenida está desierta, solitaria. Bajo las ventanillas del coche; el silencio del exterior se introduce en mi vehículo. La calzada y las aceras se encuentran iluminadas por grandes farolas de color blanco, la luz es amarilla, intensa; no observo vida, no percibo movimiento, tan solo la luz de los semáforos; es un movimiento controlado, atrapado, monótono. Verde, ámbar, rojo. Me detengo, subo las ventanillas, compruebo que las puertas están cerradas, con el seguro echado. De nuevo, el semáforo en verde, continúo. Con el vehículo en marcha me siento más segura, vuelvo a bajar las ventanillas. De repente, a la izquierda, en la acera, observo la figura de una joven, inmóvil, sola; su presencia rompe con el aspecto fantasmal, sin vida, de la extensa avenida ¿a quién espera? Continúo. Cien metros más adelante las luces de un autobús me deslumbran.
Llego hasta el camino que Gonzalo Paras había marcado en el plano; a unos cincuentra metros observo tres coches aparcados, reduzco la velocidad, me aproximo, subo las ventanillas. Junto a los vehículos se encuentran tres individuos; sigo aproximándome, los ilumino con los faros de mi vehículo, no los reconozco; sigo aproximándome, se vuelven, me miran, me saludan. Sí, son ellos. Me detengo, bajo del coche; allí se encuentran Gonzalo Paras, Manuel Carballo y Joaquín Culiáñez.
- Sólo queda por llegar Sergio Valero. Chary Lucas no puede venir- me comunican. Vemos acercarse  un vehículo. ¿Es Sergio? No, pasa de largo. Se aproxima otro, nos ilumina. Esta vez sí es Sergio. Ya estamos todos.
- Disponemos de diez minutos como mucho- nos informa Carballo. El primero en salir es Manuel, los demás le seguimos. A doscientos metros Carballo conecta el intermitente de la izquierda, todos le imitamos; se aparta de la carretera y se adentra en un camino de tierra, todos le seguimos. Recorremos veinte metros, llegamos a un parking improvisado, delimitado por piedras y pequeñas dunas; se encuentra junto a una cala de rocas y arena. Nos detenemos, descargamos todo el material fotográfico: cámaras, trípodes. El mar nos recibe tranquilo, sereno.
- Mirad aquella pequeña luz en el horizonte. Es justo por allí por donde aparecerá el sol- nos orienta Carballo señalando hacia el mar. Manuel conoce muy bien este lugar, ya ha fotografiado, en otras ocasiones desde aquí,  el amanecer.
En la línea del horizonte, entre el mar y el cielo, se aprecia un leve resplandor; el sol está a punto de despertarse. Fotografías. El cielo se ilumina cada vez más. Fotografías. El astro nos saluda, se levanta con fuerza, energía, hambriento. Fotografías. El calor nos aprisiona, necesitamos un descanso ¿desayunamos? El trabajo nos ha abierto el apetito.
Carballo despliega una vieja mesa de playa, dos banquetas y una silla; nos acomodamos. Joaquín y Gonzalo toman asiento en unas rocas, junto a la mesa. Manuel extrae del maletero de su vehículo parte del desayuno: café con leche, azúcar, vasos, cucharillas. Le sigo yo, y pongo la otra parte, bizcocho de chocolate y  té negro con vainilla. Comenzamos. Resulta agradable, estimulante tomar este desayuno informal, a las ocho de la mañana, a la orilla del mar, con el agua casi mojándonos los pies, sin gente a nuestro alrededor, con la única compañía de los primeros rayos de sol. Hablamos. Recibo consejos para mejorar mis fotografías: participar en todas las quedadas, practicar mucho con mi cámara, observar y analizar el trabajo de otros fotógrafos...
El desayuno llega a su fin. Recogemos. Despedida. Marcha. Conecto la radio para el trayecto, cadena 100 emite en ese momento la repetida e incansable canción ganadora del festival de Eurovisión 2012,  

Why, why can’t this moment last forevermore?
Tonight, tonight eternity’s an open door…
No, don’t ever stop doing the things you do.
Don’t go, in every breath I take I’m breathing you…


Tomo de nuevo la avenida principal de Arenales del Sol. A esta hora, San Bartolomé de Tirajana ya se ha despertado; deportistas de todas las edades inundan sus aceras: pequeños grupos de jóvenes atletas, parejas de mediana edad que caminan a paso ligero, jubilados solitarios que pasean. Bullicio. Los comerciantes comienzan a subir las ruidosas persianas de las tiendas, bares, oficinas. 
Continúo mi camino de vuelta. Atrás dejo Arenales del Sol, El Altet. Me dirijo hacia la carretera que me conduce hasta Elche. Tráfico en ambos sentidos. Prisas. Adelantamientos. Me cruzo con alguien que toca el claxon, y en la calzada, a mi derecha, a diez centímetros del arcén, esquivo un erizo con las entrañas fuera.


MARÍA JOSÉ DELGADO
Agosto 2012





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